Las pudimos observar de cerca, pisar, tocar y tras una rato de diálogo llegamos a la conclusión de que las huellas podrían pertenecer a un Ualabí que había entrado a clase a dormir y comer.
Y una vez en la asamblea comenzamos a pensar ¿QUÉ SABEMOS DE LOS UALABÍES?
y ¿QUÉ QUEREMOS APRENDER?
Y estas son nuestras respuestas, pronto necesitaremos de vuestra colaboración para seguir aprendiendo más cosas sobre nuestra mascota de aula.
Espero hayan compartido con vosotros el descubrimiento del viernes y sino que aprovechéis esta entrada de blog para verla juntos y hablar de lo vivido.
¡GENIAL COMPIS! Qué alegría me da ver que los proyectos de formación sirven para el cambio metodológico.
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